La tecnología, internet y la masificación de los ordenadores suponen un avance enorme y un cambio en nuestra manera de trabajar. Por ejemplo, ahora la administración puede gestionar muchos trámites rápidamente y desde casa. A pesar de todos los beneficios y mejoras en nuestra calidad de vida, estos avances traen consigo un aspecto negativo: la huella de carbono digital.
La huella de carbono digital es la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero que se producen cada vez que utilizamos internet o las tecnologías de la información y la comunicación.

Por ejemplo y según un estudio reciente llevado a cabo por el investigador francés Basile Fighiera, enviar un correo electrónico corto desde un ordenador y con un documento adjunto de 1 MB emite 3,3g CO2. Y si nos vamos al ámbito del ocio, según un informe de la propia Netflix, visualizar una hora de contenido en su plataforma emite 55 gramos de CO2.

Es decir, muchos de nuestros hábitos diarios en los que la tecnología está presente, desde enviar un documento adjunto en un correo electrónico hasta una simple búsqueda en internet, implican un impacto ambiental!
Nuestras acciones son fundamentales para la sostenibilidad ambiental y la optimización de los recursos.

¡Cuidemos el planeta!